Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE mantienen una reunión en Bruselas para tratar de vencer la resistencia de Hungría a aceptar el embargo al petróleo ruso, aunque los protagonistas expresan cautela sobre la posibilidad de un posible acuerdo.
Hungría aseguró que la adaptación de su infraestructura para prescindir del petróleo ruso podría ascender a hasta 18,000 millones (US$ 18,725de euros), mientras diplomáticos del bloque buscan una vía para la idea de un embargo.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) mantienen una reunión en Bruselas para tratar de vencer la resistencia de Hungría a aceptar el embargo al petróleo ruso, aunque los protagonistas expresan cautela sobre la posibilidad de un posible acuerdo.
“Discutiremos al respecto y haremos todo lo posible para desbloquear la situación”, dijo el jefe de la diplomacia europea, el español Josep Borrell, al llegar a la sede de las reuniones, en Bruselas. “No puedo asegurar que sucederá porque las posiciones son bastante firmes”, advirtió.
De su lado, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, también dejó en evidencia su pesimismo sobre un acuerdo: “todavía hay algunas cosas que deben aclararse en las etapas finales. No habrá una aclaración final aquí hoy”, señaló.
Para Joao Gomes Cravinhos, jefe de la diplomacia de Portugal, podrían ser necesarias unas “dos semanas” para limar diferencias y alcanzar un acuerdo.
Seguridad energética
El nudo de la controversia es la resistencia explícita de Hungría de apoyar una interrupción de las importaciones de petróleo de Rusia, alegando que ello representa un riesgo para su seguridad energética.
El canciller húngaro, Peter Szijjarto, dijo este lunes a periodistas de su país que el costo de adaptar la infraestructura de Hungría para poder prescindir del petróleo ruso ascendería a entre 15,000 millones y 18,000 millones de euros, entre US$ 16,000 millones y US$ 19,000 millones.
Con esta posición, la idea de la UE de adoptar el embargo petróleo a Rusia como parte de su sexto paquete de sanciones quedó trabada en la mesa de negociaciones.
En ese contexto, los diplomáticos buscan afanosamente una salida para evitar la apariencia de una división, y por ello las reuniones y negociaciones se mantienen sin interrupción.
“Es una situación objetiva que algunos estados miembros enfrentan más dificultades porque son más dependientes, porque no tienen salida al mar, porque no tienen la posibilidad de recibir petroleros directamente”, dijo Borrell.
Como parte de su propuesta, la UE ofreció a Hungría, la República Checa y Eslovaquia un período adicional de un año para adaptarse y eliminar gradualmente las importaciones de petróleo ruso, pero Hungría ya dejó claro que considera el plazo insuficiente.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, exigió que su país esté exento del embargo durante al menos cuatro años, y quiere 800 millones de euros (unos US$ 830 millones) para adaptar su infraestructura de refinado, diseñada para el petróleo ruso.
Bloque “rehén”
El canciller de Lituania, Gabrielius Landsbergis, se quejó al llegar a la reunión que todo el bloque de la UE “es rehén de un estado miembro que no puede ayudarnos a encontrar el consenso”.
El diplomático lituano añadió que la Comisión ofrecería a Hungría hasta finales del 2024 para deshacerse del petróleo ruso.
Invitado a la reunión, el canciller de Ucrania, Dmitro Kuleba, recordó que “cada día los países europeos pagan millones de euros a Rusia por gas y petróleo, y ese dinero es usado para financiar la máquina de guerra rusa”.
El canciller de Irlanda, Simon Coveney, admitió que un embargo era una perspectiva difícil para los países que dependen del petróleo ruso, pero insistió en que “tenemos que seguir adelante”.
A su vez, el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares Bueno, apuntó que era necesario recortar la capacidad de Rusia de financiar la guerra en Ucrania, pero también era urgente evitar “que Rusia desestabilice estados europeos que son dependientes” de sus hidrocarburos.
Fuente: Gestión
16/05/2022