El Expomina Perú es una de las ferias mineras más grandes del mundo; reúne a cientos de empresas del sector extractivo en un mismo lugar — en esta ocasión, en el Centro de Exposiciones Jockey, en la ciudad de Lima, del 11 al 13 de setiembre—, pero es también un centro de reflexión sobre el quehacer de la industria: se debaten sus desafíos, se determinan sus aciertos, se muestran sus avances tecnológicos y se evalúan, también, sus errores. En suma, el Expomina es el recinto en el que la minería nacional, formal y moderna se mira hacia adentro con la finalidad de ser mejor hacia afuera. Es además un termómetro económico nacional pues, admite Jorge León Benavides, presidente de Grupo Digamma, nos da una idea del interés internacional por las posibilidades locales, y todo indica que el país necesita de la industria. Un país con un 25% o 30% de pobreza extrema no puede darse el lujo de no acelerar el paso, afirma el ejecutivo en este diálogo, y lleva razón.

La feria minera Expomina es, al final, como un termómetro y mide en cierta medida la salud del sector minero peruano. ¿Cuál es la percepción que tienen los inversionistas del Perú actualmente?
Expomina es una gran feria, una de las más importantes de la región, y señalas algo muy cierto: es como un termómetro pues mide la “temperatura” del sector, y definitivamente puedo afirmar que el Perú hoy en día está atrayendo muchísimas atención, y no solamente por, digamos, una notable mejora local, sino también por deméritos de otros países en la región debido, principalmente, a asuntos políticos. El sector minero en general, por ejemplo, en cierta forma está estabilizando un poco la economía a pesar de los problemas políticos que hemos tenido. Hay proyectos nuevos y proyectos antiguos que se han puesto en marcha, uno de ellos es Tía María. Por otro lado, tenemos países cercanos, como Chile, como Colombia, como Brasil, que han tenido algunos inconvenientes, muy vinculados a la política, que han originado que los inversionistas tengan ciertos reparos.

Pero vuelvo a Expomina: este tipo de eventos son siempre un vehículo muy importante para atraer inversión, para que los inversionistas asistan a más de cien charlas que vamos a tener; de ese modo tendrán una imagen más concreta de la minería formal en el país, de las normas, de las ventajas presentes y los cambios en los que debemos trabajar. En ferias como Expomina, los inversionistas puedan conocer más del Perú, de los proyectos y de los proveedores. Un mercado muy grande de proveedores es también un buen indicativo para los inversionistas. La exhibición tiene mucho de nuevas tecnologías; habrá un gran salón de maquinaria pesada y camiones: son más de 80 máquinas. Así que va a ser una gran, gran fiesta de la minería.

Expomina, en efecto, es un termómetro que ha crecido mucho: en más de 40% con respecto a las conferencias; también vamos a tener el APEC en el Expomina, un diálogo del más alto nivel de ministros de 21 economías distintas. Expomina es la gran fiesta de la minería peruana. Nuestro país ya se ha convertido en una nación de eventos mineros de calidad mundial. Aquí se desarrolla el Perumin, el Expomina, el Simposium del Oro.

¿Estamos por recuperar la confianza del inversionista o ya la hemos recuperado? ¿O el daño ha sido tan grande que pasará mucho tiempo para recuperarla?
Como yo lo veo, yo creo que Expomina ayuda, así como otros eventos, a recuperar la confianza de los inversores globales. Por ejemplo, los ministros locales pueden tener reuniones con otras autoridades extranjeras. Pero ayuda también que, en concreto, los proyectos mineros están volviendo a retomar su empuje. Creo que el ministro Rómulo Mucho y su equipo están haciendo, desde mi punto de vista, un excelente trabajo. Después de un gobierno, digamos, tan complicado y nefasto como fue el de Pedro Castillo,definitivamente nos estamos recuperando. Pero, obviamente, la confianza no se recupera de la noche a la mañana. No solamente debemos recomponer lo roto; también debemos buscar formas de hacerlo funcionar. Tenemos leyes en letra muerta, muy bien hechas y todo, pero al final no se ejecutan. Un poco como lo del Reinfo [Registro Integral de Formalización Minera]: al final tienes una ley que parece que va a arreglar todo, pero acaba por no arreglar nada. Y hasta termina por empeorarlo todo.

Un problema urgente es la minería ilegal o la que está al borde de la ilegalidad. Debemos buscar cuidar el medio ambiente al tiempo que ideamos maneras de que tributen. Creo que la preocupación más grande ahora es crear una propuesta seductora para atraer a los informales a la formalidad y contribuyan con el fisco en lugar de evadir impuestos y contaminar el medio ambiente. Le aseguro que una gran parte de los informales quieren ser parte de la formalidad. Pero sabemos que la minería informal e ilegal se ha expandido y genera hasta US$ 4,000 millones al año. Es una cifra brutal. Pero el Gobierno debe ser inteligente. Ahora bien, todo indica que el Congreso ampliará los plazos para inscribirse en el Reinfo, y eso sería muy malo para el país. El Reinfo no funciona. Repito que hay muchos que quieren legalizarse pero las reglas no están muy claras.

El Expomina es también un punto de partida para desterrar mitos con respecto a la actividad extractiva moderna.
Desde los últimos 15 años, se ha ganado muchísimo, muchísimo espacio y ahora los peruanos de a pie, todos los peruanos en general, saben qué es la minería moderna y qué beneficios le trae al país. Hace dos décadas, en verdad, nadie que no estaba metido en el sector minero sabía de minería: si es buena, si es mala, no sabían. Hoy se ha logrado difundir y abrir el debate, ¿no? Y ha sido muy beneficioso porque vemos a muchísima gente hablar con argumentos y, bueno, también conocemos a los que no van a hablar bien de la industria.

¿No le disgusta que se opongan a un proyecto minero cualquiera sin argumentos técnicos?
El Senace no aprueba un proyecto sin argumentos técnicos. El Minem no aprueba un proyecto sin argumentos técnicos. Es que quienes se oponen a un proyecto, sea cual sea este, sin argumentos técnicos es porque no los tienen. Nunca los han tenido y siempre han sido las ONG antimineras. Sus argumentos, si es que se les puede llamar argumentos, son siempre políticos. “Oro no, agua sí”, y esa es una mentira absoluta. Con ese mineral enterrado puedes construir represas. Recuerde que más del 90% del agua de las lluvias termina en el mar, desaprovechada. Por tanto, si puedes generar dinero con la riqueza de la tierra para posteriormente construir una represa, ¿por qué dejarla bajo el suelo? No creo que nadie quiera quedarse con un 30% de pobreza extrema en su localidad o con una economía con el 80% de informalidad. No es pues aceptable que tengamos un país tan rico en minerales y que todavía solo estamos explotando el 1%, ¿no? Sabemos que las ONG antimineras acuden a las poblaciones aledañas a un proyecto minero y proporcionan información falsa, y cuando el Gobierno aparece ya es acaso un poco tarde. Aprovecho para hacer un llamado al Gobierno:¿cómo es posible que el presupuesto para minería sea casi 6, 7 millones de soles. O sea, un sector que le trae tanto dinero al país tiene un débil presupuesto para extender sus contrastables beneficios. Necesitamos más personas que cuenten la verdad de la minería moderna.

Tía María, sabemos, cambió su plan para usar agua del mar y desalinizarla a construir una represa. El agua servirá tanto para la agricultura como para el proceso minero. ¿Este es el camino de los futuros proyectos?
Ese es el camino y ¿sabe por qué? Porque la gente aledaña, por lo general, no siempre pero usualmente, se dedica a la agricultura, y las represas son un claro ejemplo de que ambas industrias, tanto la minería como la agricultura, pueden complementarse. Y la agricultura mejora muchísimo cuando dispone de más agua y su producción puede diversificarse, pueden sembrar otros productos a los habituales de cada zona. Una represa es rentable para toda la población. Es un ganar-ganar. Y eso será posible por la minería, pero importante es también que el Gobierno no se haga el loco, que haga su parte, que son las carreteras, los colegios, los hospitales y que cumpla su papel de mediador, de juez, de que cumplan con sus responsabilidades todas las partes.

¿A usted le agrada Obras por Impuestos? ¿Cree que ha sido beneficioso en general, tanto para el país como para el sector minero, dado que son estas empresas las que más están invirtiendo en este mecanismo?
A mí me parece que es un buen mecanismo pero lamentablemente es muy complicado de ejecutar. Hay casos de empresas mineras que han tenido que contratar un staff de gerentes para poder realizar los pasos. Y definitivamente sería más fácil y menos complicado para una empresa minera girar un cheque y pagarle a la Sunat, pero muchas han decidido apostar por el mecanismo. Aunque también muchas han tenido inconvenientes para cumplir con el papeleo. Pero que las mismas empresas concreten proyectos de infraestructura (hospitales, escuelas, carreteras) mediante las Obras por Impuestos es, en buena medida, positivo para que las poblaciones adyacentes corroboren directamente los beneficios de la minería.

Australia ha demostrado que la minería usada de la forma correcta potencia un país, lo mismo Canadá. También Chile. ¿Cuándo entenderá el Perú que su cartera de más de US$ 50.000 millones es la oportunidad que ha esperado toda su existencia?
Es que la cartera peruana de proyectos mineros no debería d ser US$ 50.000 millones. La cartera debería estar rondando los US$ 100.000 millones. Un país con un 25% o 30% de pobreza extrema no puede darse el lujo de no acelerar el paso. Está comprobado que a partir del 6% de crecimiento empieza recién a bajar el índice nacional de pobreza, y estamos creciendo a 3% anualmente. Por consiguiente, no podemos decirnos “ah, mira, tenemos un montón de minerales”, pero no los aprovechamos. Hace mucho tiempo que venimos afirmando que necesitamos un nuevo boom de la minería en el país. No hace mucho crecíamos económicamente a 6%. Necesitamos —y podemos— volver a crecer a esas tasas o más para, entonces sí, notar un cambio positivo en la calidad de vida de los peruanos que más lo necesitan. Los peruanos tenemos que aprender a negociar. No tenemos que pelear, tenemos que aprender a negociar, y el Gobierno tiene que ayudar a negociar a las poblaciones aledañas, ayudarlos a negociar y verificar que se cumplan las promesas. Eso es lo que tiene que hacer.